Ya os he explicado en clase que el Manierismo es, por esencia, contradictorio. Uno de los ejemplos es lo que ocurre con Brueghel con sus Refranes neerlandeses o con la obra sobre la que debéis reflexionar ahora: Juegos de niños. Junto al elitismo humanista también hay un espacio para lo popular. Lo vimos en clase y ahora os propongo que con el siguiente link os pongáis a comentar con vuestros padres y abuelos estas representaciones que seguramente a ellos no les parezcan tan lejanas en el tiempo como a vosotros.
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